El mandato general es un tipo de poder otorgado a una persona para que, en representación de otra, realice actos jurídicos en su nombre. Según la legislación chilena, este tipo de mandato otorga amplias facultades al mandatario para actuar en diversos ámbitos, tales como la administración de bienes, la celebración de contratos y la representación en juicios, entre otros. La clave en el mandato general radica en su amplitud y en la confianza que el mandante deposita en el mandatario para la gestión de sus asuntos.
Alcances del Mandato General
El mandato general, al otorgar amplias facultades al mandatario, permite la realización de una gran variedad de actos jurídicos en representación del mandante. A continuación, se detallan los principales alcances y aplicaciones del mandato general.
Administración de Bienes
Uno de los usos más comunes del mandato general es la administración de bienes. Esto incluye la gestión de propiedades inmobiliarias, como arrendar, vender, o incluso hipotecar bienes raíces. También abarca la administración de bienes muebles, como vehículos o acciones. El mandatario puede encargarse de la compraventa de bienes, el cobro de rentas, la negociación de contratos de arrendamiento, y la ejecución de reparaciones necesarias. La ley chilena exige que para ciertos actos, como la venta de bienes raíces o el mandato judicial, que este sea otorgado mediante escritura pública y con facultades expresamente mencionadas. Por ello la sugerencia es que para este tipo de mandatos que contengan varias facultades, siempre se haga por escritura pública, así se evitan inconvenientes futuros.
Representación en Juicios
El mandato general también puede otorgar al mandatario la capacidad de representar al mandante en procedimientos judiciales. Esto incluye la facultad de iniciar demandas, contestar demandas, negociar acuerdos y presentar recursos. La representación en juicios requiere de una gran confianza en el mandatario, ya que las decisiones tomadas pueden tener consecuencias legales significativas para el mandante. Es importante que el mandato detalle claramente las facultades otorgadas en el ámbito judicial para evitar cualquier tipo de malentendido o abuso. Por último, hay que aclarar algo que suele no quedar muy claro. Las facultades judiciales se pueden conferir a cualquier persona, sea abogado o no. Lo que ocurre, es que si el mandatario no lo es, tendrá que delegar posteriormente estas facultades en un abogado para que pueda representar los intereses del mandante. Te comentamos más sobre este tipo de mandato acá.
Celebración de Contratos
Otra área en la que el mandato general tiene un gran impacto es en la celebración de contratos. El mandatario puede negociar y firmar contratos en nombre del mandante, lo que facilita la gestión de negocios y acuerdos comerciales. Estos contratos pueden abarcar desde acuerdos de compraventa hasta contratos de prestación de servicios, entre otros. La amplitud del mandato permite que el mandatario actúe en una amplia gama de situaciones contractuales, siempre en beneficio del mandante.
Operaciones Financieras
El mandato general también puede incluir la facultad para realizar operaciones financieras. Esto puede implicar la apertura y administración de cuentas bancarias, la solicitud de créditos, el manejo de inversiones y la disposición de fondos. La gestión de las finanzas del mandante por parte del mandatario debe ser realizada con gran cuidado y transparencia para evitar conflictos y garantizar que las decisiones financieras se alineen con los intereses del mandante.
Otras Aplicaciones del Mandato General
El mandato general puede ser aplicado en diversas situaciones adicionales según las necesidades del mandante. Por ejemplo, puede ser utilizado para la gestión de patrimonio familiar, la administración de asociaciones o fundaciones, y la representación en trámites administrativos. La flexibilidad del mandato general lo convierte en una herramienta versátil para delegar funciones y responsabilidades de manera efectiva.
Impacto del Mandato General
El impacto de otorgar un mandato general es significativo, tanto en el ámbito personal como en el patrimonial. Permite delegar responsabilidades y facilitar la gestión de diversos trámites y decisiones. Sin embargo, también implica riesgos, ya que el mandatario tiene la capacidad de tomar decisiones que podrían afectar gravemente al mandante, por ejemplo, enajenar sus bienes a terceros sin estar autorizado, o bien, si se otorga la facultad de autocontratar, podría el mandatario contratar directamente con el mandate haciendo uso del mandato para comprar bienes de este último. Por ello, es crucial seleccionar cuidadosamente al mandatario y definir con precisión sus atribuciones.
Obligaciones del mandatario
Una de las principales obligaciones del mandatario es la rendición de cuentas. Esta consiste en informar al mandante sobre las gestiones realizadas en su nombre y sobre los resultados de dichas gestiones. La rendición de cuentas debe ser completa, veraz y oportuna. En términos generales, las obligaciones del mandatario respecto a la rendición de cuentas incluyen:
1. Documentación de las Gestiones: El mandatario debe llevar un registro detallado de todas las operaciones, decisiones y gastos realizados en el ejercicio de su mandato.
2. Informe Detallado: Al concluir su gestión o en el momento que el mandante lo solicite, el mandatario debe presentar un informe detallado que incluya todas las actividades realizadas, los ingresos y egresos y los resultados obtenidos.
3. Entrega de Saldos: Si existen saldos a favor del mandante, el mandatario debe proceder a entregarlos de manera íntegra.
Pese a que existe esta obligación de rendir cuentas, si es que no se realiza voluntariamente por parte del mandatario, además de revocar su poder, habría que solicitar la rendición de cuentas de forma judicial, lo que suele ser un proceso largo y engorroso, sin perjuicio de tener que perseguir a terceros por los bienes que eventualmente podrían haber sido enajenados sin autorización. Por lo tanto, recalcamos la importancia de elegir bien al mandatario y las facultades que se le otorgan.
Metodología para Otorgar un Mandato General
Paso 1: Redacción del Mandato
El primer paso en la metodología para otorgar un mandato general es la redacción del mandato. Este documento debe ser claro y detallado, especificando todas las facultades que se están otorgando al mandatario. Es fundamental incluir información precisa sobre el mandante y el mandatario, así como la fecha en que el mandato entra en vigencia y su duración, si es que se ha establecido un plazo.
El documento debe describir con exactitud los actos y operaciones que el mandatario está autorizado a realizar. En el caso de un mandato general, estas facultades son amplias y pueden incluir la administración de bienes, la celebración de contratos, la representación en juicios, entre otros. Sin embargo, es aconsejable delimitar claramente el alcance de estas facultades para evitar interpretaciones erróneas o abusos de poder. Mientras más acotadas y especificadas las facultades, más especial es el carácter del mandato.
Paso 2: Firma del Documento
Una vez redactado el mandato, el siguiente paso es la firma del mismo. Este proceso formaliza el acuerdo entre el mandante y el mandatario y por regla general los mandatos pueden ser simples como los mercantiles o incluso no estar escriturados. Sin embargo esto último no es aconsejable, dado lo riesgoso que puede resultar probar sus contornos.
Por otro lado, y como fue dicho más arriba, en Chile ciertos actos requieren que el mandato sea otorgado mediante escritura pública, lo que implica la firma del documento ante un notario. Esta formalidad es especialmente importante para actos de gran trascendencia, como la venta de bienes raíces o mandatos judiciales. La intervención de un notario asegura que el documento cumple con todos los requisitos legales y proporciona una capa adicional de seguridad jurídica.
Paso 3: Registro del Mandato
Sin perjuicio de que los mandatos otorgados por escritura pública siempre pueden ser consultados para determinar si continúan vigentes o no, en algunos casos, es recomendable o incluso obligatorio registrar el mandato ante las autoridades correspondientes. Este registro proporciona una mayor seguridad jurídica y facilita la verificación del mandato por terceros.
Paso 4: Asesoría Legal Continua
Finalmente, es esencial contar con asesoría legal continua para la gestión del mandato general. Un estudio de abogados, como Legal Prisma, puede proporcionar el apoyo necesario para asegurar que el mandato se gestiona de manera adecuada y conforme a la ley. Los abogados pueden asesorar en la redacción y formalización del mandato, así como en la supervisión de las actuaciones del mandatario para asegurar que se cumplen los términos del mandato y se protegen los intereses del mandante.
La asesoría legal continua también puede incluir la revisión periódica del mandato para realizar cualquier ajuste necesario en función de cambios en las circunstancias del mandante o en la legislación aplicable. Esto garantiza que el mandato se mantenga actualizado y adecuado para las necesidades del mandante a lo largo del tiempo.
Gestión del Mandato General con el Apoyo de un Estudio de Abogados
La gestión de un mandato general puede ser compleja y requiere de asesoría legal especializada. Un estudio de abogados, como Legal Prisma, puede proporcionar el conocimiento y la experiencia necesarios para redactar y formalizar el mandato de manera adecuada, asegurando que se cumplan todos los requisitos legales y se protejan los intereses del mandante. Además, los abogados pueden asesorar en la selección del mandatario y en la definición de sus facultades, minimizando así los riesgos asociados.
En Legal Prisma, contamos con un equipo de profesionales expertos en derecho civil y comercial, que pueden ayudarte a comprender y gestionar adecuadamente un mandato general o especial. Si necesitas asesoramiento o tienes dudas sobre cómo otorgar un mandato general, te invitamos a contactarnos.
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